miércoles, 18 de julio de 2007


Intentando organizar su caos, se preguntó -¿Tenés miedo?-, una lágrima la delató..., enojada por su reacción infantil, por la mueca de desconcierto que, sabía, se le había incrustado en los labios. No, se respondió, cuando logró traspasar el umbral del miedo al miedo. No tengo. No tengo nada. Ni cansancio, ni argumentos, ni presagios, ni milagros, ni enfado, ni sospechas. Nada. Ni recuerdos, ni nostalgias, ni estaciones, ni locuras, ni ganas. Ni siquiera huellas de zarpazos, ni cicatrices. Nada. Ni miedo. Perturbada por su aridez, por lo inextricable de su desierto, se contra preguntó. ¿Ni asombro?...

La capacidad aquella la había perdido, la dejó quién sabe donde, quién sabe cuando. Solamente sentía que el carnaval del la vida para ella se había terminado y ahora sería parte de una comparsa: la del olvido...
Olvidar la explosión de papeles de colores, olvidar los globos que se inflaron de lágrimas y pucheros, olvidar era únicamente lo que anhelaba desde hace un tiempo.
De repente, marcas empezaron a surgir en su piel, en su alma, en sus ojos. De repente sinónimos de palabras emanaron de sus labios. De la nada todo lo que callaba quedó relegado en los sitios nunca explorados, nunca traspasados.
Entonces, algo la llevó a correr esa puerta que estaba llena de oxido y telas de arañas. Al abrirla se dio cuenta que todo lo que estaba perdido la esperaba en bolsas de papel transparente mostrando cada uno de sus contenidos, remarcando cada una de sus sensaciones, mostrando sus colores, sus músicas encapsuladas en pentágramas de hilos de seda...

Todo eso era tan perfecto. Era un cuadro para pintar en lienzos eternos, era algo tan extraño que alguien invisible, nunca hallado sacó una foto en donde se mostraba una hermosa cara de asombro.




lunes, 9 de julio de 2007

Cuando escuche lo prohibido supe que un día llegaría a hallar lo que jamas hubiese deseado: el perder los sueños...
Y me vi reflejada en los cielos estrellados del espacio, nunca antes pintados por los ojos de las bestias, por la vida de los presentes...
Cuando escuche lo prohibido corrí por la lineas de un cable y encontré lo que jamas pensaría que hallaría: Mi Yo.
Mi otra parte conectada a mi esencia, un yo distinto y complementario, una parte de perdida en paisajes tan lejanos a los míos, un corazón vagabundo que late a mi ritmo, acompasando su sístole a mi diástole...
Una energía que hace junto a la mía un cúmulo de fuerza , un estímulo que llegó en un abrir y cerrar de ojos, dándome la sensación de sentirme ondulante como el viento y vulnerable como el reflejo de la luna en el charco.
Cuando escuche lo prohibido corrí por la lineas de un cable y encontré lo que jamas pensaría que hallaría: un alma tangible que se fusiona al color de mis ideas mientras me construyo, me destruyo, me reconstruyo, y me deconstruyo, disfrutando de las pequeñas cosas que hasta hoy me mantienen en pie y apostándole a los sueños que hasta hace tres lunas atrás pensé que se habían ahogado en el estanque de mi desesperanza.